El buen jugador de mus, en los negocios

cartas

Artículo realizado por Jonatan Belarde

En los negocios, como en el mus, el conocimiento estratégico (cómo hay que actuar para ganar) constituye el pilar básico sobre el que construir tu jugada.

Los buenos jugadores, al caso profesionales implicados en el proceso de desarrollo de negocio (emprendedores, negociado, comercial, ventas…), saben dónde concentrar su atención y esfuerzos, y dónde la partida debe sólo cocinar el final deseado.

El mus tiene 4 etapas dentro de cada “mano” (ronda de jugada), igual que un proceso comercial corriente. La mayor, la pequeña, los pares y el juego. La captación, la cualificación, la oferta y la negociación del cierre. Hombres y mujeres de negocios poco experimentados en la materia tienden a focalizar mucha de su energía y atención en las dos primeras etapas. Desplegar mucha actividad en la captación y cualificación te proporciona muchos contactos e información, pero el casillero de las ventas permanecerá a cero hasta no culminar la partida. Los jugadores novatos de mus tienden a jugar la mayor y la pequeña como si en ello les fuera la partida, facilitando que los oponentes interpreten sus cartas para las dos jugadas que restan (pares y juego) que suman el doble de puntos que las anteriores.

Ante un cliente, una oportunidad de negocio, o el contraste de una hipótesis de mercado, nos comportaremos con templanza en la primera etapa, sin malgastar fuerzas, sin adelantar información -que es lo mismo que destapar nuestras cartas-, lo mejor debe guardarse para el final del proceso, para ganar la partida en esa parte, para cerrar el contrato en el momento decisorio. Destapar nuestras cartas al comienzo de una relación crea una expectativas altas en nuestros clientes. La no satisfacción de estas expectativas provoca decepción, pérdida de confianza y merma de cualificación respecto a nuestro cliente. El ratio de aceptación de propuestas en estas circunstancias es mínimo, y por lo tanto la probabilidad de perder la partida (objetivos de nuestra empresa) elevada.

La mayor y la pequeña, la captación y la cualificación, deben jugarse sin complejos, sin ansiedades, con un nivel de actividad cómodo, no intensivo pero continuado, entendiendo que no todos nuestros clientes son adecuados o están preparados para avanzar en esta partida. Aceptar este hecho es bueno para tí y para tus clientes. Sin perder el tiempo ni haciéndoselo perder a nadie. Sin presionar. Sin afear tu posicionamiento por falta de serenidad ante posibles buenos contactos para un futuro más propicio para ambos. Sin dejar cadáveres por el camino. Muchas veces es la falta de experiencia la que nos urge a considerar cada contacto como una venta, lo que provoca incomodidad, rechazo y en última instancia fracaso. Al novel del mus siempre se le ve enfrascado en la mayor y la pequeña, perdiendo el 80% de los puntos potenciales de los pares y el juego. En desarrollo de negocio lo inteligente es no inflar las expectativas de nuestros clientes al comienzo del juego y aumentar la intensidad justo al final del proceso.

Porque es en el final del proceso donde los buenos jugadores ganan las partidas. Con una buena mano de cartas, que tu cliente aún no sabe que tienes (una propuesta de valor ganadora), toda tu atención puesta en esta parte final del proceso, sin cometer errores, sin dejar cabos sueltos, cada detalle de la oferta escrupulosamente reflexionado y calculado, con el conocimiento que has adquirido de tu cliente durante las fases previas del proceso (recuerda que eres mejor jugador que él) sabiendo prácticamente lo que desea o necesita y como lo desea o necesita, y el factor sorpresa donde no se espera que destapes una jugada tan buena. Actuar de forma impecable en estas dos últimas fases (oferta y negociación) representan la diferencia entre cerrar un buen número de contratos o no.

Foto: Author Patrick JL Laso